El pasado 10 de octubre, los dos grupos de 2º de Bachillerato de nuestro centro visitaron la exhumación de la fosa común, evidencia de la represión de la Guerra Civil, en la vecina localidad de Segura de León. El grupo estuvo acompañado por la directora del centro, Manuela Cantonero y por los profesores del departamento de Geografía e Historia, Olga Vázquez y Juan Luis Fornieles.
Las arqueólogas y antropólogas forenses Sheila Romero y Amalia Iglesias, junto al resto del equipo que conforman Almena Arqueología, explicaron, sobre el terreno, todo el proceso que se está llevando a cabo desde la localización de la fosa, recuperación de los restos, y la posterior entrega de los mismos a sus familiares, una vez sean confirmados por las muestras genéticas. Los alumnos siguieron con gran interés las explicaciones de las especialistas, realizando numerosas preguntas al respecto y mostrando un gran respeto durante toda la actividad.
También pudieron escuchar los testimonios orales de algunos familiares de las víctimas. Uno de ellos, Francisco Hurtado, impulsor de este proyecto de recuperación, quien destacó que los auténticos protagonistas del proceso eran las víctimas de la represión, ya que con su recuperación “habían logrado romper su silencio”.
Estas labores de recuperación están apoyadas por el Proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura, la Asociación de familiares de Víctimas de Segura de León y por el ayuntamiento de Segura de León.
Fue una clase de Historia práctica en la que los alumnos conocieron a través de los testimonios orales de los familiares, así como desde un punto de vista técnico, histórico y arqueológico, una parte del acontecimiento más trágico de nuestra historia reciente y la necesidad de su recuperación a través de la memoria. Una clase que se incluye en la programación de Historia de España para 2º de Bachillerato.
Sirvan estas palabras de Manuel Azaña para recordar esta visita y a todos aquellos que murieron por una injusticia:
“….es obligación moral, sobre todo de los que padecen la guerra, cuando se acabe como nosotros queremos que se acabe, sacar de la lección y de la musa del escarmiento el mayor bien posible, y cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras generaciones, que les hierva la sangre iracunda y otra vez el genio español vuelva a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de destrucción, que piensen en los muertos y que escuchen su lección: la de esos hombres que han caído magníficamente por una ideal grandioso y que ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían, con los destellos de su luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: Paz, piedad, perdón”.
Manuel Azaña. 18 de julio de 1938.
Las fotografías que acompañan a este texto han sido cedidas por Sheila Romero Fernández, gerente y arqueóloga de Almena Arqueología encargada del proyecto.